viernes, 10 de junio de 2016

La Joya... Iztapalapa...

Siguiendo con la TEMATICA de la GRAN CIUDAD... Toca el momento de hablar de una Colonia que se encuentra en una de las ZONAS mas CONFLICTIVAS de la GRAN CIUDAD, una de esas COLONIAS, donde ni la POLICIA quiere entrar...

A continuación, extracto de una Entrevista...

A dos años de que se hizo una profunda limpia en la zona, están resurgiendo las ejecuciones
Sobre la enorme cavidad del cerro del Peñón que quedó después de ser explotada una mina de Tezontle, se construyeron unidades habitacionales y campamentos donde un grupo numeroso de delincuentes encontró el nicho ideal para la impunidad.

Con ellos, miles de vecinos de este lugar ubicado en Iztapalapa viven con miedo, se cuidan cuando andan en la calle y al salir a otros rumbos de la ciudad, son discriminados.
Al entrar al centro de la zona conocida como El Hoyo, que es la colonia La Joya, se siente la soledad de las calles. La hostilidad de los vecinos refleja que el ambiente en el que viven no es nada fácil.



La falda del cerro fue invadida por familias originarias de la colonia Morelos, Tepito, la Guerrero y la Doctores, que el gobierno reubicó en la colonia Ejército de Oriente tras los sismos de 1985, a partir de 1990.

En este asentamiento irregular rodeado de peñascos conocido como El Hoyo, de difícil acceso y sin vigilancia policiaca, cerca de 300 familias se instalaron ahí. Las autoridades policiacas calculan que 20% de ellas formaron parte -a veces sin querer, otras por miedo- de una banda delictiva que operó bajo el liderazgo de un hombre a quien apodaban El Bebé.
Hasta hace dos años, durante las madrugadas y reunidos en la cancha de la calle Pedro Mena, que ahora se utiliza como pensión para automóviles y venta de drogas en la noche, los robacoches recibían instrucciones de El Bebé para robar autos Tsuru y Volkswagen en diferentes rumbos de la ciudad, señalan los reportes de la Policía Judicial capitalina.




Los vehículos, dan cuenta los expedientes policiacos, se desmantelaban en La Herradura, única calle que es entrada y salida a La Joya, a plena luz del día. Otros de los más de 200 integrantes de esta banda robaban autos de lujo pedidos a El Bebé, el ídolo a seguir, quien los colocaba en el mercado negro y en complicidad con policías.

Durante el día los camiones robados cargados de refresco, abarrotes, electrodomésticos o diversos eran descargados por hombres, mujeres y niños de la comunidad. Todos tenían derecho a quedarse con parte de lo robado y adquirían la obligación de defender a los delincuentes cuando la Policía intentara detenerlos.

A la entrada de La Herradura instalaron como postes dos rieles del ferrocarril y una cadena gruesa para evitar que las patrullas entraran, o para encerrarlas en caso de que se atrevieran a atravesar los enormes topes.




Pero las cosas cambiaron radicalmente para los habitantes de esta zona de El Hoyo. Francisco Castro Herrera, ex jefe del sector Oasis de la Policía Preventiva, fue consignado penalmente porque supuestamente protegía a los delincuentes. Asimismo, partir del 1 de abril de 2004 se sustituyó a toda la plantilla de uniformados y entraron 400 policías bancarios al sector IZP6 de la Secretaria de Seguridad Pública del DF.

La Nueva Policía:
La primera acción de los policías bancarios fue colocar patrullas durante las 24 horas en los cuatro accesos a El Hoyo. Los vehículos robados eran abandonados por los delincuentes antes de llegar a su destino.

La creación de un grupo de reacción capacitado para la lucha cuerpo a cuerpo fue la clave en contra de los integrantes de la banda asentada en esta zona.






El 28 de diciembre de 2004, la base Oasis recibió un llamado anónimo que denunció que en La Herradura estaban descargando una camioneta con electrodomésticos robados. Al llegar, los patrulleros detuvieron a dos cargadores y comenzó una batalla campal.
"Bájenlos de la patrulla, policías desgraciados", gritaron las señoras y se pusieron a chiflar.
"Primero comencé a defenderme con la tonfa (macana policiaca); después, cuando empezaron a tirar ráfagas de fuego, que tiro la tonfa y a disparar. Diez minutos después llegaron dos helicópteros y patrulleros de todos los sectores aledaños. Nos trajimos a nueve detenidos", relató uno de los policías, orgulloso.

"En una ocasión llegamos por un taxi robado y se armó otra batalla campal; hubo más de 45 lesionados, de ellos, nosotros sólo fuimos nueve con moretones pero se aguantaron, nadie levantó acta. Todos tenían averiguaciones y órdenes de aprehensión", dijo otro de los policías.
Desde 2004 a la fecha los uniformados del sector Oasis lograron detener a más de 200 habitantes de El Hoyo que fueron consignados al Reclusorio Oriente. Seis delincuentes de diferentes colonias han muerto en enfrentamientos y sólo un policía ha caído en cumplimiento de su deber.

"Mira, Chilindrina, y tú, Nenuco, sigan deteniendo a mi gente. Ya llevas 50 y te voy a vaciar todo el cuerno de chivo", amenazó El Bebé a los dos uniformados que estaban encargados de vigilar la zona de patrullaje que comprende El Hoyo.

Pocos días después, este delincuente fue detenido por el asesinato cometido a sangre fría contra un custodio durante un asalto a Cometra en Lindavista.

Los Vecinos:
Hoy parece resurgir la violencia en esta zona de Iztapalapa. Dos nuevas ejecuciones se han registrado en menos de 10 días.

Los vecinos en la zona insisten: hoy la mayoría no son delincuentes pero siguen viviendo con miedo.

La Joya es una colonia que durante las mañanas parece deshabitada; sólo algunas madres llevan a sus hijos a la primaria. Hasta el atardecer las calles cobran vida y en la noche parece el mediodía.

Los habitantes de esta zona se establecieron desde hace más de 25 años y reconocen que un gran porcentaje de quienes ahí viven se dedican a delinquir y la utilizan como refugio para escapar de la policía.

Los vecinos reconocen que se han aplicado operativos y que la Policía de pronto actúa, pero cuando se relaja la vigilancia surgen nuevos líderes.

"El último operativo de la Agencia Federal de Investigación (AFI) fue hace cinco años, cuando capturaron a El Negro, un distribuidor de droga a gran escala. Ahora deberían venir por El Pechugas", reclamaron.

Reconocieron que la Policía Preventiva del sector Oasis ha hecho un buen trabajo al encarcelar a más de 200 robacoches en tres años.

Los vecinos aseguraron que la mayoría de los habitantes de La Joya son gente que trabaja en diferentes oficios y han logrado que muchos de sus hijos sean profesionistas; sin embargo, calculan que aún están libres un centenar de delincuentes que durante las noches se apoderan de la colonia.

"Vivir en El Hoyo es sufrir discriminación. Cuando buscas un trabajo y te preguntan dónde vives, al saber que eres de aquí te niegan la oportunidad. No todos aquí somos delincuentes.
"Hay que soportar balaceras durante las madrugadas los fines de semana, que la policía llegue a tu casa por la noche y se metan en busca de algún delincuente", lamentó uno de los vecinos.

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